Tal vez para este año lleguen tarde, porque ya tengáis la casa decorada y las felicitaciones enviadas, pero se pueden quedar para el próximo.
Y también tenemos los recursos de Aciprensa para Navidad. Me han gustado los rompecabezas y la bendición del pesebre y la cena de Nochebuena. También hay dibujos para colorear, y otros coloreados.
Ah, por cierto, Ketty y familia cambian otro poco -siempre a mejor- el fondo del blog. Y actualiza y crecen los hijos, mayores que el Calendario de Adviento. También encontré una hermosa explicación de la "vocación al homeschooling" de una mamá mexicana, que confío vuelva a actualizar su blog tras mi llamada de atención. Y sin llamar la atención, visité el blog de Educarencasa.es y... ¡Bendiciones para tantas familias amigas!
Termino recordando una cita de la querida Santa Teresa, buena amiga, sobre qué son los padres para los hijos, en tiempos hermosos y duros como aquéllos y éstos:
El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara, si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me favorecía, para ser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos libros y así los tenía de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos, comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años. Ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas. Era mi padre hombre de mucha caridad con los pobres y piedad con los enfermos y aun con los criados; tanta, que jamás se pudo acabar con él tuviese esclavos, porque los había gran piedad, y estando una vez en casa una de un su hermano, la regalaba como a sus hijos. Decía que, de que no era libre, no lo podía sufrir de piedad. Era de gran verdad. Jamás nadie le vio jurar ni murmurar. Muy honesto en gran manera. Mi madre también tenía muchas virtudes y pasó la vida con grandes enfermedades. Grandísima honestidad. Con ser de harta hermosura, jamás se entendió que diese ocasión a que ella hacía caso de ella, porque con morir de treinta y tres años, ya su traje era como de persona de mucha edad. Muy apacible y de harto entendimiento. Fueron grandes los trabajos que pasaron el tiempo que vivió. Murió muy cristianamente. Eramos tres hermanas y nueve hermanos. Todos parecieron a sus padres, por la bondad de Dios, en ser virtuosos, si no fui yo, aunque era la más querida de mi padre. (Libro de la Vida, cap. 1)
No hay comentarios:
Publicar un comentario