Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia,5 (22-X-1983)

sábado, 20 de noviembre de 2010

Nuestra ponencia: Homeschooling, Cruz y bendición


HOMESCHOOLING CATOLICO

Una experiencia de cruz y de bendición

“Hoy, los padres católicos deben no solo soportar la cruz, resignarse ellos mismos a vivir la cruz, sino que tienen que elegir la cruz. En caso de que nadie os lo haya dicho, cuando elegís homeschooling, elegís una forma de educación transida por la cruz.”

Del Siervo de Dios, Padre John Hardon, S.J., uno de los impulsores del movimiento homeschooler católico en los EEUU. Fue también director espiritual de la Beata Teresa de Calcuta.



Hará trece años que, por primera vez, nos embarcamos con temor y temblor en esta aventura de vida en familia que es el homeschooling. Residíamos entonces en Inglaterra –ahora vivimos en la Sierra de Madrid-, y teníamos seis hijos –ahora son diez, ocho en casa, de 3 a 15 años -. En nuestra parroquia éramos varias las familias jóvenes que estábamos muy descontentas con el estado de los colegios a los que acudían nuestros hijos -colegios nominalmente católicos-. Este era nuestro testimonio en el que pueden verse reflejadas hoy en día también muchas familias en España:

Como otros tantos padres cristianos, nos sentíamos impotentes ante la falta de control y decisión sobre lo que nuestros hijos iban a leer, a estudiar, los valores y los modelos que se les ofrecían y ofrecerían en el colegio, las malas influencias…

Nos encontrábamos semana sí otra también con dificultades y tensiones con quienes deberían ser nuestros más estrechos colaboradores en la tarea de educar a nuestros hijos, profesores, tutores y directores de los colegios. Estábamos también, por gracia y misericordia de Dios, en una bonita aventura de conversión, nos juntábamos varias familias de la parroquia cada lunes a rezar el Rosario con nuestros hijos, pequeños todos entonces en aquel grupo. Una mujer en nuestra parroquia me había dado una estampita con una oración para rezar por los hijos alejados, para que vuelvan a la Iglesia. ¡Pero si nuestros hijos todavía eran unos niños! Me sobresalté ante la idea de estar ya rezando por su conversión. No estaba dispuesta a resignarme a esto.

Habíamos leído cosas interesantes de autores católicos, ahora bien conocidos, que habían tomado este camino del homeschooling, como Michael O´Brien, o los conversos del anglicanismo, Scott y Kimberley Hahn, esta última autora del clásico ya Catholic Homeschooling Homeward Bound.

Mientras en nuestra casa intentábamos crear un ambiente bueno y religioso, donde todo lo que entrara, vía lecturas, programas de radio, música, etc., contribuyera a nuestra edificación, y a avanzar en una vida más evangélica, mientras intentábamos vivir un santo Adviento, en el colegio era otra historia. Nuestra hija mayor ensayaba un número de las Spice Girls para el festival de Navidad, -preparaban en Primaria una discoteca en la que no podían entrar los padres… en fin, no voy a seguir, pero no exagerábamos-. La cartera nos la traían con libros y lecturas insulsas y empapadas de anti-valores, de "political correctness", hasta en los libros de los pequeños se veían asomar las ideologías nocivas y contrarias al cristianismo en ejemplos, dibujos, textos de lectura y demás. La mayor hubiera tenido que sufrir alguna clase de “educación sexual” absolutamente inapropiada para su edad, que, como estaba metida en ciencias naturales, no podíamos objetar. Tuvo que ponerse enferma, con la consiguiente sospecha de la dirección. Aunque la gota que colmó el vaso fue lo que descubrimos que hacían ya sus amigas los fines de semana y comentaban en el patio, con solamente doce años…

Después de Navidad empezamos el homeschool. No sin cruz, no sin soledad, no sin dificultades.

Las dos mayores casi organizaron ellas mismas sus estudios, se adelantaron a su pobre madre que ante un nuevo embarazo y trillizos de un año no sabía muy bien qué había hecho.

 Mi suegra, con la que convivimos unos meses, enseñó a leer al tercero mientras yo me ocupaba de tanto bebé, con la ayuda de las dos mayores que siempre han tenido tiempo para todo.

 Pero en mi caso tenía mi país, España, con la opción de buenos colegios católicos, y aquí nos vinimos, porque yo me sentía incapaz de continuar en esas condiciones, y dudaba todavía qué podía ofrecer a mis hijos de esta manera a la larga.

No puedo negar que esa experiencia no la olvidé: recuerdo que me enamoré del homeschooling, aunque no había podido con ello y no podía creer en ello todavía. Pero la Providencia me deparaba sorpresas. Me vine a España por los colegios. Y en España, pasados unos pocos años, volvimos, esta vez en serio, a coger el Arca del homeschooling.

Las razones esta vez eran algo distintas: Primero, empezamos con los que quedaron sin plaza en el colegio deseado; después incorporamos al resto, menos el mayor, que ha continuado escolarizado en ese mismo colegio católico –entrada la ESO no me atreví con él-. Esta vez las razones económicas también pesaron. Pero sobre todo, la decisión la tomamos después de mucha oración porque nos sentimos llamados de nuevo, esta vez como familia, a caminar por esta senda y mostrar a otros que se puede.

Nos hemos visto alentados y acompañados en esta decisión –hace cinco años más desconocida todavía que ahora- por diferentes personas de sabiduría y santidad en nuestra Iglesia, por varios sacerdotes -entre ellos algunos responsables de nuevos movimientos eclesiales- y otros de órdenes venerables (“el homeschooling me chifla” de nuestro querido P. Benedictino)… tal era mi pequeñez y falta de confianza en si lo que estaba haciendo era capricho mío o algo agradable al Señor, Dios me iba sosteniendo en este camino, estaba claro. A nivel de laicos comprometidos, también hemos contado con el apoyo de personas significativas en movimientos ciudadanos y plataformas, y como he empezado por no dar nombres, pues así me quedo.

 En Inglaterra, cuando empezamos, éramos doce las familias católicas que habíamos emprendido el homeschooling, Ahora, según nos dicen, son doscientas o trescientas, y el número crece constantemente. En España… Dios dirá. Por ahora somos, creo, muy pocas, pero somos más este curso, y seguramente a día de hoy somos ya también doce…

Laura Berquist, directora de Mother of Divine Grace School (escuela para homeschoolers norteamericana), en el prólogo a su libro Designing your own Classical Curriculum dice que la familia está llamada a cumplir ahora la misión de los monasterios en épocas pasadas, de transmisión de la fe y de una verdadera cultura cristiana a las nuevas generaciones (esto no excluye a los verdaderos colegios católicos, como dice Father Fessio S.J., ex director de Ave María University y fundador de Ignatius Press, gran partidario del homeschooling –he traducido unos párrafos de una conferencia suya en el anexo a esta exposición-: ambas opciones se pueden complementar y ayudarse mutuamente en esta misión, colegios católicos y familias que vivan la homeschool).

El Profesor Waldstein lo explicaba con mucha fuerza en el pasado Encuentro Mundial de la Familia en México. La conferencia se titulaba "The Family: Forming Human and Christian Values: Overview of USA and Canada" y en ella nos hablaba del problema de la creciente secularización de las escuelas, también las católicas, del poco tiempo que los niños escolarizados pasan con sus padres y de la dificultad que esto crea a la hora de construir relaciones familiares fuertes, así como de la influencia nefasta de la "global youth culture" -subcultura juvenil global- que nos roba de las manos literalmente a nuestros hijos. Muchos padres se sienten impotentes ante esta situación, y ven cómo sus hijos son formados por otras fuerzas y no logran transmitir esa cultura que es la suya.

 "We, parents, must wake up and take action!" Nosotros, los padres, debemos despertar y actuar.

Como respuestas hablaba de la revitalización de los colegios católicos, reforzar o renovar la identidad católica de las escuelas, y proponía a la vez vías más radicales, como el homeschooling, opción elegida por él y su mujer para la educación de sus nueve hijos.

 "Como muchos otros homeschoolers, hemos visto como la "global youth culture" -subcultura juvenil global-, no es una fuerza irresistible. Es posible transmitir nuestra propia cultura cristiana. La ruptura generacional no es inevitable".

Aprovecharé para citar aquí también al canadiense Michael O´Brien, autor de Padre Elías como todos sabemos, o de Landscape with Dragons. A Battle for your Children´s Minds: “Las vidas de nuestros hijos soportan una constante embestida de adoctrinamiento a través de películas, vídeos, libros, música y otras formas de comunicación social -la presión sin par que está en cada uno de ellos-.” Sacado de una entrevista en Zenit (2001).

“También necesitamos pedir al Espíritu Santo el desarrollo de nuestro barómetro interior, de nuestro radar, que dispare la señal de alarma dentro de nosotros cuando las malas influencias entren en la familia. Y, por último, pero no menos importante, necesitamos el don del coraje, coraje para resistir firmemente a la invasión.” Como hemos dicho, la familia O´Brien también optó por el homeschooling como forma de resistencia...

Kolbe Academy de Homeschooling Católico: Aceptan los estudios en castellano

En estos dos últimos años hemos estado pidiendo a diversas academias católicas estadounidenses de homeschool la aceptación de los estudios íntegramente en castellano. Mother of Divine Grace http://www.motherofdivinegrace.org/ y Seton http://www.setonhome.org/ han mostrado su vivo interés, pero no han llegado a dar el paso.

Kolbe Academy http://www.kolbe.org/ ha accedido, y esto fue una alegría para todos nosotros. Esta noticia es importante para las familias católicas de habla hispana, para comunidades o instituciones que podrían hacer uso de sus programas y posibilidad de validación de estudios. A continuación paso a explicarlo un poco más:
Entre las escuelas acreditadas en los EEUU para estudiantes "homeschoolers", está Kolbe, una de las más importantes y veteranas entre las católicas. Es también escuela presencial desde Educación Infantil a Bachillerato, y ofrece su programa para homeschool, asimismo, a pequeños colegios independientes o comunidades -posibilidad ésta muy interesante para noviciados o pre-noviciados, postulantados o pre-postulantados, seminarios menores o cualquier forma de educación en una comunidad religiosa o cooperativa de padres que se pudiera formar-.

 Kolbe Academy ya ha aceptado la matrícula de alumnos españoles y de habla hispana para cursar los estudios íntegramente en castellano hasta finalizar el Bachillerato, y otorgarán el diploma Standard o Magna Cum Laude, con el trámite de la Apostilla de la Haya para su convalidación aquí.

 **Adjuntamos copia de la carta del director de estudios de Kolbe.

N.B. Las academias de homeschool no son meras academias de "educación a distancia": los padres en el sistema de homeschooling pueden elegir el curriculum y los libros. Se sugiere un programa de estudios totalmente católico para las familias que lo deseen, pero se acepta el programa diseñado por los padres o los tutores de los niños -la comunidad educativa en caso de otras instituciones como comunidades religiosas-.

Del art. 5 de la Carta de los Derechos de la Familia, de 22 de octubre 1983, del Pontificio Consejo para la Familia, doctrina, pues, de la Iglesia:

 "b) Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias."

 Los padres, pues, ejercemos el derecho de elegir libremente el modo de educar a nuestros hijos, también cuando decidimos no delegar en una institución educativa. Ejercemos también nuestro derecho "originario, primario e inalienable" de educar a nuestros hijos según nuestras conciencias, si creemos, ante Dios, ante el que tendremos que últimamente rendir cuentas, que esta es la vía para nuestra familia en esta hora.”

Cruz y Bendición y el día a día

Querría compartir aquí algunas reflexiones y experiencias, por si pudieran ser de ayuda:

Pobreza: Es una experiencia de pobreza, primero por lo que somos. Es una experiencia compartida, creo, por todas las madres que nos embarcamos en el homeschooling, el sentimiento fuerte de nuestra falta de capacidad. También la idea de carecer de buenos profesores para nuestros hijos, comparar con lo que podrían tener en un colegio ideal, sobre todo cuando son mayores. Se puede suplir de diversos modos, y se podrá si se desarrolla más el homeschooling en España. Tenemos esperanzas puestas en este Congreso.

Lo peor es aguantar la responsabilidad de la decisión, en soledad muchas veces. Ante el Señor pongo y he puesto a mis hijos. La imagen de Jesús de la Divina Misericordia (“Jesús, en Ti confío”) me ha acompañado durante todos estos años y ha sido mi consuelo en horas bajas. Y el pedir la mano de la Virgen María, Maestra y Madre.

Dios provee: Lo que más me preocupaba eran las matemáticas, la física y química –por ser nosotros de letras los dos-, y la música, al ver el talento de varios de ellos en este campo. Ahora cuatro de ellos son alumnos del Conservatorio, dos chelos, una viola y un violín, y contamos con tutora-profesora voluntaria de matemáticas y ciencias. Un regalo del Señor: una mañana que le pedí ayuda ante el Sagrario, me “envió”, de la manera más sorprendente, una chica de la parroquia que es Ingeniero de Telecomunicación y ahora, además de profesora nuestra, es hermana en Cristo para la familia, y un apóstol del homeschooling sin proponérselo. Sabe también caligrafía medieval y bordar, cosa que yo tampoco aprendí.

Sacrificio: no se puede desatender la escuelita. No teléfonos, no visitas, no internet más que el necesario para aprender, la casa hay que arreglarla y limpiarla en otros momentos -plan del viernes por la noche para mí...- , poner listas de encargos y más o menos aguantar el caos que amenaza a veces, pues la prioridad es el tiempo de estudio. Y hay que decirlo: aprenden a ayudar porque no queda otra. (Decía Gandhi, que no mandó a sus hijos a la escuela; lo importante que era para él que sus hijos fueran serviciales).

¿Quién ha enseñado a leer a mis hijos? Joseph, mi hijo de ocho años, a Myriam, la niña de cinco (a la pregunta de una amiga sobre el método seguido en la enseñanza de la lectura, contesté. “Pregúntale a Joseph”). A su vez, Myriam lee ahora a la pequeña cuentos, así practica la lectura en voz alta y su hermanita se siente incorporada a la escuelita… Mi suegra en su día también –educaba en familia- y mi querida hija Carmelita Descalza, Teresa, que con paciencia dedicó una parte de su tiempo de “homeschooling” a enseñar a sus hermanitos trillizos a leer y a escribir.

Aguantar los lloros y rabietas de la pequeña cuando tenía un año menos, y su manía por pintar en los trabajos de sus hermanos mayores -que todavía no ha abandonado-, nos ha hecho crecer en la virtud de la paciencia… entre otras.

Pero, por otro lado, es un lujo. Un lujo poder estar tanto tiempo en familia, no digamos nada para los pequeños. La bendición de no tener que trabajar fuera del hogar, dedicarte a “full time home-maker” -“hacedora de hogar a tiempo completo”, en mi torpe traducción-, que es como describe Scott  Hahn a su mujer Kimberley en el prólogo de su libro citado antes sobre homeschooling.

No hay que salir a buscar un segundo sueldo –muchas veces indispensable para pagar colegios- y así el hogar no se vacía. Siempre me ha parecido demasiado el sacrificio de dejar al pequeño o pequeños en una guardería para así poder ganar el dinero con el que pagar la educación elegida para mis otros hijos. El disfrutar de los pequeños es de lo más grande del homeschooling…

Y al fin hemos elegido la educación que queremos darles.

Los mayores –creo que no hay que decirlo- madrugan y empiezan el día como cualquier otro chico en edad escolar. Incluso contamos con uniforme, uno sencillo y básico.

Enseñanza totalmente bilingüe, por fin, en nuestra casa –mi marido es británico-, con los dos planes de estudio: el inglés y el español.

Tenemos la libertad, por otra parte, de elegir los libros, sólo los libros de texto que consideramos buenos desde un punto de vista cristiano, de dar el debido peso a las materias más importantes, el poder introducir otras como el latín para los niños, el facilitarles que lean mucho, cuentos y libros clásicos y no clásicos, pero que presenten modelos de heroísmo y virtudes. Y, en todo, los dictados y las memorizaciones sobre libros de provecho. Es cierto que con la proclividad a utilizar materiales audiovisuales y libros no adecuados, de baja calidad y pobres en valores –incluso en colegios católicos-, estamos formando a nuestros hijos con criterios más finos en casa.

Hay tiempo para ello, para poner por encima de otros conocimientos más utilitarios estos que son de verdad importantes para su formación humana y cristiana.

Quería también aprovechar aquí para decir algo con respecto a otra objeción común que se hace a la educación en casa: no son indispensables las titulaciones o carreras para enseñar a los hijos, pero sí la dedicación, el sacrificio, y diremos, la vocación, la llamada a esto. Estudiamos con los hijos, aprendemos con ellos.

Y la socialización…

“ La verdad es: el niño moral es el niño socializado(…) Ahora, cuando la gente me pregunta, "¿Qué pasa con la socialización?" Respondo, "Sí, la socialización es exactamente la razón por la que hago homeschooling!" . Maureen Wittmann A Catholic Homeschool Treasury (Ignatius Press)

Socialización... “ Botellón en mano. Subidos en ruidosas motos. Reunidos en una discoteca llena de ruidos ensordecedores que no permitirían ni aguantarían si tuvieran un 0'003 de capacidad de hablar entre ellos. El autismo inducido desde antes del uso de razón ante la televisión hipnótica, los videojuegos, etc. Es todo un mundo des-personalizado y, por tanto, necesariamente de-socializado, individualista, egocéntrico, donde la imagen y el sonido pueden mucho más que la razón y la palabra. Y no digamos que la oración y el tratar con Dios de amistad, sabiendo que nos ama. Los niños homeschooling son un portento de sociabilidad comparados con ellos”.

Y, por último, algo que es más importante: la vocación social del homeschooling. Como motor de cambio. Como manera eficaz de educar ciudadanos comprometidos. No es casualidad que el pujante movimiento pro-vida norteamericano, por ejemplo, como se decía hace poco en un artículo de Forum Libertas “educa a sus hijos en casa”.

Y me gustaría contar aquí el ejemplo de unos queridos amigos ingleses que viven en una zona marginal y dura de Manchester con sus seis hijos. Educan en familia y se vuelcan por las tardes en ayudar a niños tan desfavorecidos, organizando actividades deportivas, el padre con sus hijos, para otros niños. La madre da clases en su propia casa a otros niños y catequesis en colaboración, en la que también participa algún hijo, siendo un ejemplo de familia unida, algo no visto en su barrio, y piadosa, en medio de ese desierto moral y social.

De nuevo, lo que escribía hace tiempo es válido con los años:

Nos permite tener una vida familiar centrada en la oración y en la formación cristiana de nuestros hijos. Empezamos con Laudes todos juntos, la Misa diaria en la parroquia, donde tienen también amigos y donde los niños son monaguillos, y por la noche el rosario, a veces mientras concilian el sueño, cuando antes con los agobios de la tarea y el cansancio del largo día escolar, era una lucha lograr alguna de estas cosas.

El ideal que Santo Tomás Moro veía para su hogar, un monasterio doméstico, nos puede servir de inspiración. Él educó así a sus hijos, y su hija Margaret a su vez a los suyos. Como lo hicieron la Beata Alicia de Montfort –madre de San Bernardo de  Clairvaux, Santa Joaquina de Vedruna a sus nueve hijos y luego a innumerables otros en los colegios que fundó, o la madre de San Juan Crisóstomo. Que todas ellas y otros santos educadores de todos los tiempos, y algunas contemporáneas como Santa Maravillas y Santa Teresita de Lisieux –que también fueron educadas en casa-, intercedan por las familias que estamos intentando educar cristianamente a nuestros hijos en familia, y por las que podrían estar siendo llamadas a ello en estos tiempos recios en los que se nos ofrece esta Arca de Noé. Que nos ayuden a caminar a todos por la senda de la santidad necesaria para educar a nuestros hijos.



"¿Hasta cuándo los cristianos padecerán sin lucha una situación tópica en la que se ven tan ocupados en otras cosas, que apenas tienen tiempo y ánimo para cultivar a sus hijos?

 Y con ello los hijos quedan a merced de la Bestia mundana, y por mil medios convergentes «reciben su sello en la frente y en la mano» (Ap 14,9), en su mentalidad y en sus costumbres.”  
Evangelio y Utopía, del P. José María Iraburu


ANEXO

Del Siervo de Dios, Padre John Hardon, S.J.,
Homeschooling como regalo de Dios en estos tiempos:
“Surely one of the great developments of our day has been the rise and growth of what is popularly called home schooling, and what I prefer to describe as home education.
Behind this development is far more than a reaction to the inadequacy of so many organized schools in North America. In fact, it is more an act of divine providence than a result of merely human factors. In my judgment, it is nothing less than a gift from God which I hope to help all of us appreciate and put to use for the greater glory of God” .
www.therealpresence.org/archives/Education/Education_021.htm

Prometo traducir próximamente esto en nuestro blog www.homeschoolingcatolicohispano.blogspot.com

También este extracto de la conferencia del Padre Fessio, S.J. sobre el homeschooling.

“I think there are many signs of hope. I've tried to paint the picture as black as it is; but I really believe that there are not only signs of hope, but as far as the Church is concerned, believe it or not, things are getting better. Let me list some of the reasons. The first reason is home schooling.
...
These are the parents who want to have children, and that of course is countercultural. And then they're dedicating themselves primarily to bringing their children up in the Faith and in our Western culture, and in a genuine civilization and culture. I'm seeing tremendous results. I've become
a convert to home schooling and I'll answer objections anybody has, because sure, they're human beings, there's original sin-read that footnote in Milton and you'll find out what that is-but I have never found a group of youngsters so well socialized, so knowledgeable in their faith, so friendly,
and so well-educated as home schooled youngsters. I really haven't. They are tremendous. Do you know how many there are? I've heard this from a person who spends his time analyzing the situation. There are 30,000 new Catholic home schooling families every year.

Benedict had 15,000 monasteries after about 10 centuries. We're getting twice as many little monasteries every year in the Catholic Church. You may not see that too clearly, but it's
there.
...
Fortunately, I don't think that people in Washington D.C. or the New York Times fully understand the future political power of the home schooling movement. I'm glad they don't, because as soon as they get the idea, you can be sure that there'll be more and more laws and they'll try to suppress it,
as in some cases they are already trying to do. But it's growing.

There are many other things like the home schooling movement, but I use this as the icon, because in the new Dark Ages every home must be a monastery. Every home must be a place of refuge. It won't be summa quies, as I'm sure people who are families here will tell me; nevertheless it will be a certain
repose from the hectic noise, promiscuity and violence of the world. It will definitely be that. It will be a sanctuary, a holy place.

There are also many little schools being formed by Catholic families. Not everybody can home school. Not everybody thinks it's the best thing for their family. There are Catholic schools that are popping up all over the country from East to West.
I've been to many of them. “
 


*“Pensar en el homeschooling como guerra justa es quizás dramático, pero la analogía puede ser necesaria para ver de otra manera nuestras acciones en esta área fundacional. “
Del artículo Homeschooling no es la educación católica ideal artículo de William Fahey.
 <
http://insidecatholic.com/Joomla/index.php?option=com_content&task=view&id=



Finalmente

Homeschooling, una vocación

Dios sabe si es el momento para hacer esto en tu vida, y Él se encarga de comunicarlo a quienes les concede esa gracia.

También sabemos que hay viviendo en España familias que siguen esta vocación, que llevada a la vida familiar se convierte en un modo de vida, un marco de vida verdaderamente utópico. Intuimos que Dios está ofreciendo esto a España ahora.

Para responder a la llamada, a la gracia de la vocación, no es cuestión de calcular humanamente, sino sobrenaturalmente, y decir sí a Dios con prontitud, con confianza, con alegría, con grandeza de ánimo, con generosidad. No es cuestión de cuál opción es mejor o peor en general, tampoco de asegurar que no haya dificultades teóricas y prácticas, dudas y problemas; es cuestión de responder con amor al amor de Dios, de confiar en Dios e ir adelante.

Benedictus, Lucas 1, 68-79: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días”.

De Carmen Ruiz Enriquez, O.V.C.


Oración del P. John Hardon S.J.
"Mary, Mother of the Holy Family, obtain for parents from your Son the wisdom they need to raise their families according to His divine will. Ask your son to give home education parents the courage to proclaim this truth in an unbelieving world; the patience to carry this cross without complaining because they love Jesus Crucified, and the holiness they require to be channels of divine grace as they lead their sons and daughters to that eternal home for which we were made. Amen."




Madrid, octubre 2010

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