Y es que, aunque la sentencia glosada no lo refleja, la familia tiene su proyecto educativo. Es más, es una escuela o modelo de convivencia y aprendizaje, con un carácter propio, o ideario, más o menos marcado. Esto es compatible con una colaboración externa. Las cambiantes circunstancias son las que dirán cómo y por quién debe ser suministrada.
Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia,5 (22-X-1983)
viernes, 25 de febrero de 2011
La familia como proyecto educativo, de José María Martí Sánchez
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