Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia,5 (22-X-1983)

jueves, 26 de febrero de 2009

Ahora, de un padre que educa en el hogar.

Rescato este comentario de los que se han hecho tras la publicación en el blog de Bruno Moreno en Religión en Libertad de un artículo de una madre que educa en casa. Era una respuesta a una de las objeciones más oídas, "la de la burbuja".



A propósito de la objeción de "educar en burbuja" a nuestros hijos, si no creamos un poco de "burbuja" para ellos, no van a ser los hijos que hemos engendrado, creados para ser hijos de Dios, lo que deben ser. Van a ser "hijos del mundo". Todos los ambientes educativos auténticamente cristianos tienen bastante de "burbuja", en el sentido, que prioritizar la vida de fé y formación en una comunidad cristiana, ya es una especia de "burbuja". Un "homeschool" es igual, pero en miniatura. Por la razón que sea. El ideal sería tener un pequeño grupo de familias haciendo lo mismo, con diferentes profesores, caras diferentes, pero no es esencial. Los "homeschoolers" tienen en sus hermanos a sus compañeros, y comunican con el vecindario, la parroquia, la familia extensa, los hijos de los amigos de los padres, la clase de música etc... Tienen más tiempo para esta socialización más real que los niños que van al colegio, con montones de tarea por la tarde. Un joven que está un poco separado del mundo está preparándose para ser sal, no soso, para el mundo, cuando sea adulto.
San Juan Bautista creció fuerte en el espíritu en el desierto (Lc 1:80). Cristo mismo creció fuerte en sabiduría, ante Dios y ante los hombres, con sus padres en su hogar de Nazareth. Lucas nos dice eso dos veces (Lc 2:40 y 2:51).
Mirad, las burbujas son transparentes. Por las paredes, se ve todo el mundo, pero dentro se recibe mucho antes de ser totalmente formado. Providencialmente la lectura de hoy en el breviario en Laudes habla de Cristo que "Comerá requesón con miel, hasta que aprenda a rechazar el mal y escoger el bien."
Cuando son más mayores, la burbuja con el peso de sabiduría y gracia se rompe. Pues ese es el momento para la plena introducción en el mundo para cambiarlo, con Cristo, en Cristo, y todo para Cristo.


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